Una nueva forma de estudiar la obra de Pablo Picasso
Por KENNETH CHANG 27 de febrero de 2018
Mediante el uso de herramientas desarrolladas para la medicina, la manufactura y la geología, los investigadores pudieron descubrir nuevos detalles de “La pobreza agazapada”, una pintura de Pablo Picasso creada en 1902 durante su época azul. Credit Galería de Arte de Ontario/Picasso Estate
Destellos de color se asomaban a través de grietas en las sombras oscuras de La pobreza agazapada, una pintura de 1902 creada por un joven Pablo Picasso durante su época azul.
Esto no era sorprendente. Imágenes de rayos X tomadas hace veinticinco años mostraron que Picasso había pintado esta obra sobre el paisaje de otro artista.
Sandra Webster-Cook, una restauradora de obras pictóricas de la Galería de Arte de Ontario, en Toronto, quien posee el cuadro, también observó texturas de las pinceladas que no parecían pertenecer a la composición de Picasso ni tampoco del paisaje subyacente. “Era claro que había algo más abajo”, dijo Webster-Cook.
El equipo de Ontario solicitó la ayuda de la Galería Nacional de Arte de Estados Unidos, de la Universidad de Northwestern y del Instituto de Arte de Chicago.
Con ayuda de herramientas destinadas originalmente para la medicina, la manufactura y la geología, los investigadores echaron un vistazo a través de la tela sin dañarla. Observaron cómo Picasso incorporó los contornos de las montañas del anterior paisaje a las curvaturas de la espalda de la mujer. “Como si fuera un movimiento repetido de jazz que va y viene”, dijo Marc Walton, un investigador y profesor de Ciencia e Ingeniería de Materiales en Northwestern.
Una radiografía revela un paisaje escondido. Picasso giró el lienzo noventa grados, luego pintó directamente sobre la obra anterior de otro artista, atribuida hasta ahora al uruguayo Joaquín Torres-García. Credit Galería de Arte de Ontario
El análisis también reveló los repetidos esfuerzos de Picasso para pintar el brazo derecho de la mujer. Finalmente, abandonó esa parte de la composición y la cubrió con una tela.
“Así que esto significa otra vez adentrarse en la mente del artista y comprender su proceso creativo”, dijo Walton.
Emeline Pouyet, a la izquierda, de la Universidad Northwestern, y Sandra Webster-Cook, a la derecha, de la Galería de Arte de Ontario, con «La pobreza agazapada» y el instrumento de fluorescencia de rayos X utilizado para escanearla Credit Galería de Arte de Ontario
Los descubrimientos se presentaron el 17 de febrero en una reunión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia en Austin, Texas. En la reunión, los investigadores también mostraron nuevos conocimientos sobre las esculturas de bronce de Picasso, obtenidos gracias al análisis de las aleaciones.
“Realmente estamos inaugurando una nueva era de investigación sobre el modo en que se crearon estas obras icónicas”, dijo Francesca Casadio, directora ejecutiva de Conservación y Ciencia en el Instituto de Arte de Chicago.
Casadio y Walton son directores del Centro de Estudios Científicos del Arte, una colaboración entre la universidad y el instituto para usar tecnología en la investigación de la historia del arte.
Hace tres años, Webster-Cook y Kenneth Brummel, el curador asistente de arte moderno del museo de Ontario, asistieron a una conferencia en Barcelona que trató sobre el análisis científico de otras pinturas de la época azul. Uno de los científicos que Webster-Cook conoció ahí fue John K. Delaney, un experimentado científico de la imagen de la Galería Nacional del Arte con sede en Washington.
Después, Delaney fue a Ontario para examinar La pobreza agazapada con ayuda de una técnica que registra el brillo de la luz reflejada a través de una capa del espectro de luz visible e infrarroja.
En esta sección de la capa de la mujer, una técnica llamada imagen hiperespectral reveló los intentos de Picasso para pintar el brazo derecho. Credit John K. Delaney/Galería Nacional de Retratos, vía Galería de Arte de Ontario
Distintas moléculas absorben ciertos colores de la luz. La técnica, llamada imagen hiperespectral reflectante, permite que los científicos identifiquen minerales con base en patrones de líneas oscuras en el espectro. Es la misma técnica que usa el sistema de comunicación orbital en Marte (MRO) de la NASA para distinguir los componentes de las rocas marcianas desde la órbita.
Las imágenes de Delaney mostraron el brazo derecho escondido.
Los científicos del Centro de Estudios Científicos del Arte procedieron a revisar la pintura con ayuda de un instrumento portátil que cubrió la tela con rayos X, algunos de los cuales fueron absorbidos por elementos de los pigmentos de la obra y después volvieron a ser emitidos. Cada uno de los diferentes elementos de los pigmentos irradia en longitudes de ondas distintas.
Los mapas del hierro y el cromo en la pintura –el azul de Prusia es un pigmento a base de hierro y el cromo se usa en el pigmento amarillo—coincidían mucho con la estructura de la pintura actual. Sin embargo, los patrones del cadmio, que se usa en una gran variedad de amarillos, anaranjados y rojos, así como los del plomo, que se usa para el pigmento blanco, mostraban una pintura distinta, pues añadían detalles de la mano y el brazo derechos.
“El brazo tiene una posición muy rara”, dijo Brummel. “El codo se posa sobre el muslo, y te queda esta mano que se coloca muy extrañamente justo por debajo del hombro derecho, sosteniendo un disco”. (El disco pareciera ser una hogaza de pan).
Brummel dijo que el brazo escondido es parecido al de una mujer en una acuarela de Picasso que también pintó en 1902.
Brummel mencionó que hizo progresos para identificar al artista del paisaje original, además de que estableció la escena retratada: el parque del Laberinto de Horta en Barcelona. Ninguno de los hallazgos habría sido posible sin los escáneres, dijo.
“Estos aparatos científicos y las colaboraciones con químicos y con científicos de la imagen han hecho contribuciones revolucionarias a la disciplina de la historia del arte”, dijo Bummel.
Los científicos de Northwestern y del Instituto de Arte utilizaron la misma técnica de rayos X para analizar 39 esculturas de bronce de Picasso, fundidas entre 1905 y 1959, y once esculturas de lámina de metal pintada creadas en la década de los sesenta; todas pertenecen a la colección del Museo de Picasso en París.
“Las herramientas son las mismas”, dijo Casadio. “Las preguntas son otras”.
Con base en la composición de la aleación de bronce, científicos pudieron determinar que esta escultura de Picasso, “Cabeza de mujer de perfil”, se fundió en 1941 en el taller de Émile Robecchi en París. Credit Museo Picasso de París, (C) RMN-Grand Palais (Museo Picasso de París), (C) Succession Picasso 2018
Durante la última década, los investigadores han analizado casi 350 esculturas de bronce que van de finales del siglo XIX a la mitad del siglo XX, creadas por distintos artistas en París. La composición de las aleaciones de bronce nos ofrece pistas sobre cuándo y dónde se fundieron las esculturas.
Por ejemplo, los investigadores pudieron determinar que la fundidora de Émile Robecchi en París produjo cinco de las esculturas de bronce de Picasso de la época de la Segunda Guerra Mundial que no contaban con sello de identificación.
La composición de las aleaciones utilizadas en la fundidora de Robecchi en 1941 y 1942 cambiaban mucho —algunas tienen altos grados de estaño y otras grandes cantidades de zinc—, lo que podría deberse al acceso limitado a los metales durante la guerra.
En una escultura tardía de hoja de metal, Cabeza de mujer, los investigadores descubrieron que Picasso usó plata para el cabello, los ojos y otras partes del rostro, una elección extraña porque después cubrió el costoso metal con pintura.
“Creo que tomamos veinticinco mediciones adicionales para estar 100 por ciento seguros”, dijo Casadio.
Otros científicos están desarrollando distintas maneras novedosas de escanear obras de arte. En un artículo publicado en noviembre en la revista especializada Scientific Reports, los investigadores del Instituto Tecnológico de Georgia describieron cómo usaron una especie de radar para estudiar una pintura del siglo XVII.
Con un escáner comercial de terahercios —sus usos industriales incluyen la detección de defectos en plásticos—, los investigadores examinaron la Madonna en Preghiera, del taller de Giovanni Battista Salvi, un pintor italiano.
Vista de la radiación reflejada de terahercios de la pintura “Madonna en Preghiera” Credit David S. Citrin
Las ondas de terahercios —una forma de luz con longitudes de onda más largas que los infrarrojos, pero más cortas que las microondas— atravesaron sin problema los pigmentos y lograron determinar los límites entre las distintas capas de pintura.
Walton, de la Universidad de Northwestern, dijo que le gustaría volver a analizar La pobreza agazapada con un escáner de terahercios.
Con el uso de una gran variedad de escaneos se podría obtener un panorama más completo. “Se trata en realidad del santo grial de todo lo que estamos haciendo con esta investigación”, dijo Walton. “Al combinar todas estas técnicas, estamos apenas logrando tener un mejor entendimiento de toda la estructura pictórica”.
Tomado de: https://www.nytimes.com/es/2018/02/27/secretos-picasso-epoca-azul/