12 de diciembre de 2024
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Imagen tomada de internet

México no aguanta un fraude electoral más

Raúl Contreras Flores

 

En estas últimas horas, en casi todo el país se reporta la compra masiva de votos por parte del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en aras de permanecer, cueste lo que cueste, en el poder. Amén de la repartición de materiales de construcción, monederos electrónicos, tinacos y calentadores solares, entre otros artículos, ofrecidos a cambio del voto a favor del candidato de la coalición Todos por México, José Antonio Meade Kuribreña, integrada por el PRI, PVEM y Nueva Alianza.

Aunque la nueva modalidad es la presunta aparición de vendedores de votos vía Facebook, quienes incluso llegan a ofrecer su sufragio en paquete, consistente en la elección presidencial, senadores, diputados federales y hasta gobernadores o jefe de gobierno, como lo es el caso de la Ciudad de México (CDMX).

En efecto, se trata de replicar los fraudes electorales cometidos en 1988 en contra de Cuauhtémoc Cárdenas; en 2006 con el gobierno panista en contra de Andrés Manuel López Obrador; y la compra de la presidencia a favor de Enrique Peña Nieto en el 2012.

Sólo que en esta ocasión el escenario para llevar a cabo tal propósito es terriblemente desolador para el partido que (mal) gobierna el país, ya que el más reciente análisis presentado por Forbes, a partir de los resultados obtenidos por empresas nacionales y extranjeras que gozan de alta credibilidad y confiabilidad en sus estudios demoscópicos y de opinión, demuestran que el ganador absoluto en todos y cada uno de ellos -en algunos casos hasta en una proporción de dos a uno respecto a quien ocupa el segundo lugar-, es Andrés Manuel López Obrador, abanderado de la coalición Juntos Haremos Historia, conformada por Morena, PT y PES.

En ese mismo análisis se observa en un lejanísimo tercer lugar a José Antonio Meade, a quienes algunas casas encuestadoras lo ubican con una desventaja de más de 30 puntos con relación al primer lugar. Aun así, existen periodistas, columnistas y conductores de programas informativos que consideran que el candidato de la coalición Todos por México puede ganar a partir de obtener el voto de los indecisos, grupo de individuos que en este trabajo analítico de Forbes está calculado en un 20 por ciento; pero, ni aun sumando la totalidad de votos de este sector social, lo cual es completamente imposible, Meade Kuribreña podría obtener el triunfo electoral.

A pesar de esta adversidad, la maquinaria priista ha sido echada a rodar y los miles de millones de pesos para la compra o coacción del voto están siendo repartidos entre los sectores más marginados de la sociedad; grupos sociales a quienes también se les ha amenazado con quitarles los programas asistencialistas si no votan por los candidatos de la coalición encabezada por el PRI; en tanto que líderes sindicales y funcionarios públicos ofrecen plazas, ascensos y mejoras salariales a cambio de votos.

Sin embargo, lo que no han terminado de entender priistas y panistas, es que los pésimos gobiernos que han ejercido en su momento, cuyos resultados se resumen en más de 250 mil personas ejecutadas en los últimos años; miles de desaparecidos; represión a movimientos sociales; incremento exponencial en los índices delictivos, tales como: narcomenudeo, robo de combustible –huachicol-, feminicidios, trata de personas, robos en carreteras, robos a trenes, robos de vehículos, asaltos a mano armada y robos a casas-habitación, entre otros. Aunados a las fallidas reformas estructurales amparadas bajo la firma en un acto de sumisión, colaboracionismo y entreguismo, mal llamado Pacto por México, firmado por el PRI, PAN y PRD al inicio del gobierno de Enrique Peña Nieto, que, sumadas a la lacerante corrupción e impunidad imperantes dentro de la clase política, representantes populares, funcionarios públicos y gobernantes, dentro de los cuales se señala a 22 exgobernadores entre priistas y panistas, como los responsables de haber malversado más de 260 mil millones de pesos del erario, son las causas reales por las que el fenómeno social llamado AMLO mantiene en el suelo a sus adversarios políticos.

Le toca a Andrés Manuel López Obrador enarbolar la bandera de la esperanza por redireccionar el rumbo de la nación mexicana; pudo haber sido otro personaje, pero no lo hubo, y hoy AMLO es el símbolo de un nuevo camino, de un nuevo escenario, en quien millones de mexicanos han depositado su fe y esperanza nada más para encontrar mejores condiciones de vida, las que los gobiernos prianistas les negaron.

Intentar la consumación de un nuevo fraude electoral presidencial a estas alturas sería conducir a México a un verdadero caos social y financiero, y, ahora sí, a vivir una situación similar a la que sufre nuestro hermano país de Venezuela gracias a la intromisión de los Estados Unidos de Trump.

¿Acaso eso es lo que desean los priistas?

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