Raúl Contreras Flores
Pocos días después de la reunión que sostuvo la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) con el secretario de Educación Pública Esteban Moctezuma Barragán en la Ciudad de México, en la que participó el gobernador tlaxcalteca Marco Antonio Mena Rodríguez, de manera sorpresiva el día de ayer salió a anunciar el enroque de funcionarios en dos dependencias: el hasta entonces secretario de Educación Pública en el estado Manuel Camacho Higareda llega a ocupar la coordinación del Sistema Estatal de Promoción del Empleo y Desarrollo Comunitario (Sepuede), y el ex coordinador de esta dependencia Florentino Domínguez Ordoñez despachará en las oficinas de la SEPE-USET.
Después de haber tenido un desempeño notablemente gris al frente del sector educativo, el cual estuvo envuelto de manera recurrente en conflictos con las estudiantes normalistas, de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (Fenerr), con docentes, personal administrativo y padres de familia, lo que provocó que en más de una ocasión se tuviera que recurrir al uso de la fuerza pública –a veces excesivo- para ponerles fin, Manuel Camacho Higareda pagó el precio de su actuación personalísima basada en el egocentrismo, el abuso de confianza y la falta de experiencia en el sector público y de sensibilidad política ante un sector en extremo politizado como lo es el magisterio.
Conflictos que en algunos casos trascendieron a nivel nacional debido a su larga duración y que, a fin de cuentas, la solución se dio a partir de ceder a las demandas inicialmente planteadas, es decir, que la postura sorda, ciega, pero sobre todo prepotente, asumida por el hoy ex secretario de Educación Camacho Higareda, no le habría servido de nada, bueno, sí, para meter en graves problemas a quien le sigue ofreciendo toda su confianza, en efecto, el gobernador Marco Mena.
Fuentes oficiales señalan que después de la reunión plenaria de la Conago, el mandatario tlaxcalteca tuvo una entrevista personal con Esteban Moctezuma para solicitarle apoyo extraordinario y poder atender las recientes demandas y necesidades del sector educativo.
Dando una lectura entre líneas a la sorpresiva decisión del mandatario estatal, podría pensarse si acaso habría sido ésta una «sugerencia» de parte del secretario de Educación Pública de mover del cargo a un funcionario que más allá de resolver problemas, de atender las demandas de los estudiantes, de los docentes, trabajadores administrativos y padres de familia, optaba por la máxima salinista: ni los veo ni los oigo.
De paso, frustradas quedaron también las aspiraciones de quien llegó a mirarse como el delfín de Marco Mena para competir por la gubernatura del estado el cada vez más cercano 2021, al menos así se percibía en el ambiente político local, incluso en algunas encuestas el nombre de Manuel Camacho Higareda aparece con cierto porcentaje de preferencias electorales, el que seguramente irá a la baja.
Frente a este suspicaz escenario lo cierto es que Camacho le falló al sector educativo, le falló al gobernador, pero, sobre todo, le falló al pueblo tlaxcalteca, y sólo falta que le falle a la poesía también.
Sirva esta sorpresiva decisión, forzado o no, para otros funcionarios de primer nivel que a la fecha no entregan buenos resultados, tales son los casos del secretario de gobierno José Aarón Pérez Carro y el procurador de Justicia del estado José Antonio Aquiahuatl Sánchez, quienes en nada o muy poco ayudan al titular del Ejecutivo en el combate al crimen organizado, dado que los casos «atípicos» de homicidios dolosos y enfrentamientos a balazos cada vez son más frecuentes en la entidad tlaxcalteca, además de que a la fecha suman ya más de mil autos robados.
Temas que con mayor profundidad habremos de tratar en otro momento.