24 de octubre de 2025
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Fotograma: video en Facebook

Circula en redes sociales desde la noche del día 25 del presente mes un video que exhibe la gresca ocurrida en la sala de espera del Hospital Regional de Tzompantepec, entre miembros de una familia e integrantes del cuerpo de seguridad privado de la misma unidad hospitalaria.

De acuerdo a la información emitida por la Secretaría de Salud (Sesa), la noche del pasado viernes alrededor de las 21:20 horas, ingresó al Hospital Regional “Emilio Sánchez Piedras” un paciente de nombre Carlos N, de 30 años de edad y, de manera agresiva, solicitó atención médica.

El individuo llegó acompañado de una persona del sexo femenino y exigían atención inmediata, ya que presumían estaba infectado por Covid-19 al presentar ciertos síntomas de los señalados por las autoridades sanitarias.

Información publicada en diferentes medios refieren que el personal médico les pidió que esperaran su turno, ya que en esos momentos se encontraban atendiendo a pacientes con mayores complicaciones en su estado de salud.

Situación que les molestó y alzaron la voz para reclamar pronta atención, por lo que un guardia de seguridad les solicitó no gritar, en respuesta se le fueron encima a golpes, lo que motivó la participación de más elementos de seguridad, así como la de otros familiares del paciente, entre estos, varias mujeres.

Sofía Romero Hernández, directora del referido hospital, reportó que las agresiones en contra del cuerpo de seguridad fueron de tal consideración que incluso un elemento tuvo que ser internado en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para ser valorado, ya que habría recibido un fuerte golpe en la cabeza. Amén de los destrozos ocasionados al interior del inmueble.

En el mismo reporte se dice que los agresores son originarios del municipio de Ecatepec, estado de México; sin embargo, usuarios de redes sociales los identifican como “gente problemática de El Calvario, en Huamantla”.

Corresponderá al Ministerio Público llevar a cabo las investigaciones correspondientes para fincar o deslindar responsabilidades.

Al respecto, vale hacer algunos comentarios.

Sin duda, la terrible pandemia que azota al mundo entero a causa del virus SARS-CoV-2 ha provocado severas alteraciones en la conducta familiar y social de millones de seres humanos.

El número de personas contagiadas y muertas aumenta cada día de manera exponencial, prácticamente la pandemia está fuera del control de las autoridades gubernamentales en los distintos países, incluido el nuestro.

Los llamados que de manera reiterada hacen los tres órdenes de gobierno para acatar las medidas sanitarias básicas orientadas a contener la propagación del virus son hechos a un lado y la gente retoma sus actividades, esenciales o no, como si se viviera dentro de la “normalidad”.

Muy atrás quedó el quédate en casa, el guardar la sana distancia, el uso de cubrebocas, el lavado frecuente de manos, el uso de gel antibacterial y tapetes sanitizantes, el no acudir a eventos masivos, no organizar fiestas, no salir a vacacionar; los aspirantes a ocupar cargos de elección popular no dejan de realizar eventos masivos y campañas a ras de piso, los partidos políticos también continúan con sus reuniones masivas.

Frente a este escenario de desobediencia civil la estadística oficial indica que hasta el 28 de diciembre en el estado de Tlaxcala se tienen las cifras de siete mil 401 personas recuperadas, 10 mil 754 casos positivos y mil 428 fallecimientos.

Mientras que, a nivel nacional, hasta la misma fecha, se tiene: un millón 48 mil 539 recuperados, un millón 389 mil 430 casos confirmados y 122 mil 855 defunciones.

Cifras alarmantes que han provocado que la gente caiga en psicosis al sentir alguno de los signos y síntomas anunciados por el sector salud como probables indicadores de padecer contagio de Covid-19, entre estos: tos, fiebre, dificultad para respirar y dolor de cabeza, acompañado de dolor muscular, dolor de articulaciones, dolor de garganta, escalofríos, dolor torácico, escurrimiento nasal, pérdida de los sentidos del olfato o del gusto, o ardor o enrojecimiento ocular.

Esto fue lo que ocurrió con el paciente, quien se presume llegó con alguno (s) de estos signos o síntomas, de ahí su desesperación y exigencia al momento de solicitar atención médica.

No obstante, desde el inicio de la emergencia sanitaria en nuestro país se insistió en que, de no acatarse las medidas sanitarias antes mencionadas, los hospitales podrían saturarse y no existir capacidad para dar atención a tanto paciente contagiado.

Y el problema podría presentarse con más intensidad en los venideros meses de enero y febrero, ya que a la pandemia por Covid-19 ahora se le suma la influenza estacional que se presenta todos los años desde el otoño, siendo los meses antes citados donde se registran los picos más altos de esta enfermedad.

Por otra parte, producto de la riña, el presunto enfermo entró en contacto físico directo con el personal médico y, obviamente, con el de guardia sin que hubiera ninguna protección de por medio, y, si efectivamente Carlos N. está contagiado, habrá que revisar en los próximos días el estado de salud de las personas con las que entró en contacto.

A pesar de la llegada de policías municipales y estatales, los integrantes de la familia agresora se retiraron del lugar sin que se detuviera a ninguno se éstos, por lo que será necesario investigar su domicilio para darle seguimiento al estado de salud de Carlos N.

Otro asunto por comentar es la absoluta falta de preparación de los guardias de seguridad de la empresa privada que está a cargo del hospital.

Elementos improvisados, carentes de los conocimientos, táctica y técnica para actuar en situaciones de esta índole, desconocimiento absoluto de protocolos que se deben aplicar ante ataques como los vividos la noche del viernes de Navidad, en donde la agresividad mostrada por mujeres no pudo ser contenida de manera adecuada.

Empresas privadas de “seguridad” creadas por ex funcionarios públicos, quienes habrían ocupado cargos precisamente en áreas de seguridad pública, así como por ex militares, y que, gracias a la subrogación de servicios impulsada por los regímenes de gobierno federal y estatal anteriores, se llegó a contratar servicios que antes estuvieron bajo la responsabilidad de dependencias públicas, como lo sería en este caso la hoy Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC).

Lo ocurrido la noche del 25 de diciembre en el Hospital Regional de Tzompantepec queda como antecedente de lo que pudiera desencadenarse en los próximos meses cuando se manifieste el repunte de contagios y decesos como consecuencia de las celebraciones de Navidad, Año Nuevo y Día de Reyes, así como las inacabables salidas de compras a las zonas comerciales de los 60 municipios y a los diversos centros comerciales, llenos a su máxima capacidad.

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