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Al parecer, la decisión más sensata y congruente se hizo presente en Morena con el registro de los actuales senadores por Tlaxcala, José Antonio Álvarez Lima y Ana Lilia Rivera Rivera, para competir internamente por la candidatura y posteriormente dar la batalla para lograr su respectiva reelección y permanecer en la Cámara Alta; misma decisión que tomó la diputada federal, Dulce Silva Hernández, quien también aspira, con muchas probabilidades, de convertirse en senadora. Trío que seguramente podrá frenar las históricas ambiciones dinásticas de la familia Sánchez Ramírez, quienes impulsan a Alfonso Sánchez García, hijo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, a ser uno de los candidatos morenistas. Una persona de quien se desconoce en absoluto su trayectoria política, su trabajo partidista y resultados obtenidos; de lo poco que se conoce de su vida pública son las cantidades millonarias gastadas, que no invertidas, en la remodelación del zócalo capitalino y el invento de las canchas para el voleibol playero, cuyas cifras rebasaron los 8 y los 25 millones de pesos, respectivamente. Amén del desorden financiero y administrativo que, se dice, dejó en su cargo como titular de la Secretaría de Infraestructura. Quizá el registro de los mencionados legisladores federales sea una estrategia instrumentada desde los altos mandos del partido fundado por el presidente López Obrador, que el cogobernador de Tlaxcala jamás imaginó enfrentar, esto derivado de los continuos escándalos en los que se ha visto envuelta la mandataria estatal y que han sido exhibidos en diferentes medios a nivel nacional. Mañana comentaremos el caso del opaco político ex panista Sergio González Hernández.