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panorama21
Consumada la imposición del ahijado Luis Antonio Ramírez Hernández como secretario de Gobierno en Tlaxcala, cobra sentido la presencia de lujosas camionetas con placas del estado de Morelos estacionadas a las afueras de las instalaciones del ITE, justamente el día en que la candidata más votada recibiera su constancia de mayoría que la acreditaba como gobernadora electa.
Quizá desde entonces ya se tenía previsto el plan de cogobernar la entidad tlaxcalteca con el “grupo Morelos”, aunque seguramente no previeron el oportunismo y arribismo con el que actúa el grupo comandado por el ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya que, poco a poco, se ha apropiado de posiciones estratégicas.
Y, ahora que Rabindranath Salazar Solorio, político muy cercano al presidente López Obrador, perdió la contienda para convertirse en coordinador de la Defensa de la Cuarta Transformación en su natal Morelos, los intereses económico-políticos de este grupo se centrarán en Tlaxcala a partir de la repartición de las candidaturas para el proceso electoral del próximo año, amén de la corrupción e impunidad que a su paso por la Secretaría de Medio Ambiente dejó el ahijado, presunto deudor alimentario.
En medio de esta disputa local se encuentran los aspirantes al Senado de la República, el gris Sergio González Hernández y el junior Alfonso Sánchez García; el primero apoyado por parte de la estructura gubernamental, y el segundo por su papá y las dependencias estatales que se encuentran bajo su control. Eso sí, ambos muy alejados del proyecto lopezobradorista, donde el “no mentir, no robar y no traicionar”, no existen en su personalísimo proyecto político.
