21 de noviembre de 2024
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▲ En la imagen, la viuda del narrador, Margarita Bermúdez (a la extrema izquierda, con vestido negro con flores); los hijos del novelista, José Agustín Ramírez Bermúdez (con chamarra de mezclilla), Jesús (camisa y saco negros) y Andrés (camisa azul y chamarra negra). También aparecen otros parientes cercanos y novelistas como Fernanda Melchor y Luis Jorge Boone. Foto Marco Peláez

  • En un homenaje póstumo en Bellas Artes, se conjuntó la admiración y el cariño hacia el escritor // Familiares y amigos compartieron sus vivencias al lado del autor de De perfil

Reyes Martínez Torrijos

Periódico La Jornada
Lunes 26 de febrero de 2024

En una ceremonia que conjuntó la admiración solemne y el cariño prohijado por la irreverencia, la solidaridad y la renovación literaria asumidas por el escritor José Agustín, al mediodía de este domingo se realizó un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes para el narrador fallecido el pasado 16 de enero.

Durante la celebración de la vida del también cuentista, Margarita Bermúdez destacó que su esposo fue un maestro y un faro de luz «que nos mostró tantas corrientes literarias, posibilidades infinitas para crear alegría«.

Recordó que José Agustín (Guadalajara, 1944-Cuautla, 2024) sentía gran fascinación desde niño por la lectura, la música y la poesía, «obras de arte que al mismo tiempo fueron su alimento, nos las nombraba compartiéndonos su felicidad y entusiasmo«.

Bermúdez resaltó que «nos dejó un legado impresionante, disfrutable, fresco y original. Ojalá que lo sigamos acompañando en la lectura de estos maravillosos textos de por vida. Lo quise mucho, lo amé intensamente y creo que él a mí también«.

Mencionó que el compañero de su vida durante 60 años «hubiera estado muy feliz de habernos reunido en torno a él» y recordó que en sus últimos días «se la pasaba diciendo poemas de Federico García Lorca, Nicolás Guillén y Juan Ramón Jiménez«.

Se trató de una reunión de lectores, amigos, escritores y familiares que devino espacio que permitió evocar la intimidad amorosa del autor de La tumba y su sitio en las letras en México; ahí también se congregaron niños, jóvenes y adultos que compartían el gusto musical del novelista.

La sesión contó con la participación de los hijos de José Agustín: Jesús, Andrés y José Agustín Ramírez Bermúdez, quienes compartieron anécdotas de su vivencia con él y la influencia que provocó en ellos, y aportaron algunos elementos de la valía de la obra literaria que dejó.

«Abrió las puertas de la cultura a la chaviza«

La participación de los amigos del novelista, la periodista y escritora Elena Poniatowska y los poetas Elsa Cross y Alberto Blanco compartieron la visión que desarrolló el autor de De perfil durante la cercanía que mantuvieron con él desde hace décadas. Los aplausos sonoros y reiterados en varios momentos fueron una forma en que el público retribuyó la importancia del escritor.

Poniatowska afirmó que el contestatario José Agustín hubiera visto con sorpresa este homenaje en el recinto cultural. Lo describió como un hombre que se levantó contra la injusticia, que estuvo en la cárcel de Lecumberri y que «abrió las puertas de la cultura a la chaviza, que hizo de la irreverencia una forma de acercarse a la literatura«.

Recordó que muchos de sus contemporáneos festejaron en los años 60 que en la obra del narrador «por fin se sentían representados las niñas de minifalda y los greñudos de pantalones de mezclilla«.

El escritor y neurosiquiatra Jesús Ramírez-Bermúdez afirmó que tuvo «la enorme fortuna de vivir bajo el signo de lo creativo«, bajo la égida de su padre, una de cuyas características fue la «desconcertante espontaneidad. Siempre hubo una desproporción enorme entre lo que recibía de su mundo y lo que regresaba. Esto es el síntoma de la creatividad«.

Dijo que hasta su último día, José Agustín los sorprendió con fabulaciones, metáforas y juegos de palabras extraordinarios. «Creía que no somos autómatas que simplemente copian el mundo como está hecho, sino seres humanos capaces de encontrar nuevos caminos para dar sentido a nuestras vidas. Somos personas que fuimos contagiados por la vitalidad de José Agustín y nosotros y ustedes también vivimos bajo el signo de lo creativo«.

Por su parte, Agustín Ramírez Bermúdez mencionó que a su papá le hubiera gustado ver «a sus amigos y a tanta gente junta, a Jaime López, que le acaba de componer una canción. No podríamos estar más que felices. Le hubiera gustado que hubiera rocanrol aquí este día«, minutos más tarde se realizó una participación de La Barranca.

Reconoció la presencia de personas que, como él, quisieran seguir los pasos de su progenitor en la escritura: «espero que todos los que tienen el afán de escribir o pintar se motiven. Te hablo directamente a ti, jefe: no me voy a rendir. A ver si escribo algún día algo que sea digno de ti«.

En su intervención, el editor Andrés Ramírez dijo que José Agustín fue extraordinario «no sólo por la pasión que imprimía a todo lo que realizaba, sino por tanta cosa loca que salía de su boca, que rompía con lo establecido«.

Añadió que «él vivió de un modo único y nos sedujo con su credo. Romper la norma, tirar el sistema, subir al volumen, buscar la poesía, ser audaz, tirar el I Ching, fueron sólo algunos de los preceptos que vi que él practicaba«.

Hacia el cierre del homenaje, al que asistieron Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura federal, y Lucina Jiménez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, los gritos de «¡Bravo, José Agustín! ¡Bravo, Margarita!» surgieron de forma espontánea del público, seguido de una ovación larga y firme como emotivo corolario.

Tomado de: https://www.jornada.com.mx/2024/02/26/cultura/a02n1cul

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