Fotos: panorama21
Raúl Contreras Flores
Domingo 30 de junio de 2024
Tlaxcala, Tlax. Antes de concretarse la ocurrencia de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros, de ver demolido el antiguo Hospital General de Tlaxcala y construir en esa área urbana un parque público, sería muy conveniente que se tuviera la intervención del Instituto de Administración y Avalúos de Bienes Nacionales (Indaabin), que, si bien es la dependencia encargada de valuar el patrimonio inmobiliario federal y paraestatal, por lo menos se tendría la oportunidad de conocer con mayor certeza y confiabilidad las condiciones físicas en las que actualmente se encuentra el inmueble, así como tener conocimiento de una aproximación a su valor real.
Si el diagnóstico realizado determinara que se justifica su demolición, sería importante saber el costo total de la demolición y limpieza del predio, es decir, los recursos necesarios para su aplicación en los trabajos preliminares de la construcción del pretendido parque público. Sin embargo, es ineludible que el pueblo tlaxcalteca esté enterado de cuánto le costaría la nueva ocurrencia de la gobernadora.
No olvidar los millonarios gastos –que no inversiones- destinados en las fracasadas ocurrencias de sembrar jardines en el cauce del río Zahuapan, so pretexto de “sanearlo”; en las áreas verdes del zócalo capitalino, cada vez más secas; y en los torneos de voleibol de playa que sólo arrojan “excelentes resultados” en sus propios números, sólo por citar algunos ejemplos.
Por otro lado, si el derrumbamiento del ex hospital no se justificara, pero, se convirtiera en una necedad, al valor actual del inmueble se le tendría que sumar el costo de su demolición y la limpieza del terreno, lo que daría un gran total de recursos del erario tirados al vacío.
Asimismo, si el Indaabin dictaminara que es factible reutilizar el edificio, éste mismo podría proponer un método de control y mejor aprovechamiento del inmueble. Sobre todo, porque dentro de sus objetivos se contempla el fortalecimiento de las capacidades institucionales en apego a la política de austeridad republicana.
Esto significa que el multicitado edificio podría ser remodelado o reacondicionado para albergar un sinnúmero de espacios con diferente uso, tales como: oficinas, consultorios, laboratorios, talleres, áreas de rehabilitación, aulas, auditorio, entre otros. O bien, darlo en comodato al IMSS, IMSS-Bienestar o al ISSSTE, o, por qué no, en renta a los módulos de salud integral que atienden a los trabajadores del estado, y no es broma, aunque lo parezca.
Si bien, la prestación de los servicios médicos a la población no derechohabiente ha sido regresada a la Federación, el gobierno local aún mantiene bajo su tutela los servicios ofrecidos tanto en el SEDIF como en la recién creada Secretaría de Bienestar Tlaxcala.
Todo es cuestión de que exista voluntad política y se antepongan los intereses supremos del pueblo, al mero interés de la rentabilidad y ganancia que genera la obra pública en beneficio del gobierno, en este caso, el que encabeza la neomorenista Lorena Cuéllar.