Mudanza
Raúl Contreras Flores
A causa del sismo de magnitud 7.1 grados en la escala de Richter ocurrido el pasado 19 de septiembre a las 13:14 horas, cuyo epicentro fue localizado 12 kilómetros al sureste de Axochiapan, Morelos, en los límites con el estado de Puebla, en Tlaxcala más de cincuenta templos sufrieron daños en algunos de sus componentes.
Tal es el caso de la parroquia de San José, ubicada en el Centro Histórico de la ciudad capital, en donde desde el exterior se alcanzan a observar los estragos provocados en la cúpula central y la cúpula de la única torre, así como el derrumbe de la linternilla que coronaba cada una de éstas, como consecuencia del intenso movimiento telúrico que sacudió al territorio tlaxcalteca y otros estados del sureste del país.
También la fachada principal presenta fisuras en la ventana que se encuentra arriba de la puerta principal, en el cornisamento y frontispicio, además de la caída de jarrones. Aunque el mayor daño probablemente se encuentra en la bóveda que cubre la nave principal del templo, ya que de acuerdo a un sobrevuelo hecho con un dron propiedad del ayuntamiento de Tlaxcala, ésta presenta averías.
Sin embargo, no es la primera vez que este histórico inmueble del siglo XVIII -originalmente llamado Parroquia de San Juan y San José-, considerado ejemplo del barroco tlaxcalteca, sufre severos daños.
Al respecto, el arquitecto Gilberto Reyes Zepeda refiere en su libro Guía Arquitectónica y Cultural del Estado de Tlaxcala 2010, que: En el año de 1864 un temblor derribó la cúpula y bóveda, posteriormente se volvieron a construir, revistiéndose éstas exteriormente con azulejo. Señala también que hacia el año 1981 se realizaron trabajos de restauración en la bóveda principal, torre y fachada, aparte de quitar locales comerciales y casas habitación que se encontraban en los costados del templo. Asimismo, Reyes Zepeda recuerda en su misma obra que en 1999 un sismo de magnitud 7.3 grados Richter, volvió a afectar parte de las cúpulas y del muro del presbiterio, aunque su restauración fue inmediata y sin mayores consecuencias.
Hoy, frente a la incertidumbre en que se encuentra el futuro de este inmueble catalogado como monumento histórico, la feligresía católica con tristeza y nostalgia atestigüa una dolorosa mudanza.