
Imágenes tomadas del libro: «El Arte Mudéjar y su Renacimiento en Tlaxcala», Gobierno del Estado de Tlaxcala, 2010 Autor: José Luis Ezquerra de la Colina
Raúl Contreras Flores
Jueves 2 de octubre de 2025
Iniciada su construcción en los últimos meses de gobierno de Héctor Israel Ortiz Ortiz, diferentes factores impidieron ver culminada una de las obras más importantes del también dos veces exrector de la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx), la magna Plaza Bicentenario.
La irracionalidad y el espíritu vengativo de su sucesor en el Palacio de Gobierno privó a la entidad tlaxcalteca de poder contar con espacios dignos, funcionales y confortables, además de innovadores, agradables y estéticamente relevantes como los que originalmente fueron diseñados para el conjunto arquitectónico de la llamada Plaza Bicentenario.
Un interesante proyecto desarrollado por el prestigiado arquitecto José Luis Ezquerra de la Colina -fallecido el 9 de julio de 2016-, en cuyo teatro, con capacidad para mil 500 espectadores, se contemplaba la presentación de eventos artísticos y culturales de diferentes géneros encabezados por destacados artistas locales, nacionales y extranjeros. Asimismo, contemplaba propuestas de vanguardia como el Jardín del Universo, un espacio para practicar diversas actividades lúdicas mediante innovadores juegos y aparatos con tecnología de punta y la mecánica teatral motorizada que sería instalada por una empresa del ramo altamente especializada. También se diseñaron amplias áreas para plazas públicas, un ágora, un museo, estacionamiento subterráneo para 300 automóviles, restaurante y locales comerciales. Proyecto arquitectónico en el que no faltó la propuesta de crear zonas húmedas, frescas y sombreadas mediante la colocación estratégica de fuentes, juegos de agua controlados por computadora y la siembra de diferente tipo de vegetación.

Cabe recordar que hace pocos años, derivado de la falta de mantenimiento a los elementos geométricos de madera que fueron colocados en la fachada principal del teatro, los cuales simulaban la “verticalización del alfarje” (techumbre del ex Convento de San Francisco tomada como significativa referencia por el autor del proyecto), el gobierno en turno decidió sustituirlos por una simplista herrería.
Después de años de ignominioso abandono, el gobierno encabezado por Lorena Cuéllar Cisneros estableció un convenio de colaboración con el Instituto Politécnico Nacional (IPN) para crear en ese conjunto arquitectónico la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería (UPII). No obstante, en poco tiempo habrá de iniciarse la construcción del plantel de esta institución educativa en terrenos ubicados en el municipio de Contla de Juan Cuamatzi, en una zona aledaña a la Facultad de Diseño, Arte y Arquitectura de la UATx.
Esto significaría que -a reserva de conocer a fondo los alcances del citado convenio-, al trasladarse la UPII a sus nuevas instalaciones, la Plaza Bicentenario quedaría nuevamente bajo control de la administración estatal.
Y, dada la extrema carencia de teatros o auditorios que reúnan las condiciones técnicas, funcionales y de confort necesarias para la presentación de obras y espectáculos artísticos y culturales de primer nivel en Tlaxcala, este sería el momento adecuado para continuar con la construcción y terminación del teatro-auditorio, previa revisión del estado físico que presentan principalmente sus elementos estructurales.

El único espacio público que cumple con tales condiciones en la entidad tlaxcalteca es el Teatro Xicohténcatl, el cual fue inaugurado en el último tercio del siglo XIX, con una capacidad aproximada de 320 espectadores. Un inmueble considerado monumento histórico arquitectónico que, a pesar de su hermosura, sus pequeñas dimensiones limitan la presentación de grandes compañías de teatro, ballets internacionales y orquestas sinfónicas, por citar algunos ejemplos.
Por su parte, la Universidad Autónoma de Tlaxcala (UATx) cuenta con el Teatro Universitario, obra terminada durante el primer rectorado de Héctor Israel Ortiz Ortiz (1983-1987). Su aforo es de más de 500 espectadores; principalmente ha sido destinado a actividades académicas y eventos especiales de las autoridades universitarias. No obstante, en sus inicios se presentaron espectáculos artísticos y obras culturales de manera gratuita o pagos meramente simbólicos, ya que el propósito del entonces rector era impulsar la cultura y el arte en Tlaxcala. Este teatro también cuenta con buena acústica y visibilidad, aunque carece de iluminación adecuada.
En el mes de febrero de 2013 se inauguró el teatro-auditorio más destacado del estado de Tlaxcala, el Centro Cultural Universitario (CCU). Un sobrio inmueble con capacidad para más de 2 mil 300 espectadores, quienes pueden disfrutar de la presentación de espectáculos de renombre, como conciertos de artistas nacionales e internacionales, producciones de teatro musical y ópera, grandes compañías de ballet y danza, y eventos especiales. En todos los casos con excelente acústica y extraordinaria visibilidad desde cualquier lugar en el que se encuentren sentados.
En tanto que, con marcadas limitaciones, está también el teatro “Lic. Ignacio García Téllez”, propiedad del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), ubicado en la ciudad capital. Teatro inaugurado el 24 de febrero de 1974, con un aforo de 268 personas.
Lamentablemente, tanto el Centro de Convenciones como el Salón “Joaquín Cisneros Molina”, cuando son ocupados como “auditorio” para presentar eventos artísticos o culturales, es prácticamente imposible disfrutar éstos, ya que la acústica es pésima y la visibilidad casi nula al no existir isóptica. Eventualmente, otros pequeños inmuebles -por lo general casas-habitación-, han sido acondicionados como “teatros” por parte de algunas compañías de artistas locales, que terminan en absoluto fracaso.
Frente a esta profunda carencia de teatros dignos, funcionales y confortables en el territorio tlaxcalteca, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros tiene entre sus manos la enorme oportunidad de retomar y concluir un gran conjunto arquitectónico destinado a las manifestaciones artísticas, culturales, de recreación y descanso, en beneficio de miles de familias.
Una Plaza Bicentenario cuyo radio de influencia alcanzaría a varias entidades circunvecinas, así ha quedado demostrado con el público que ha llegado al CCU, proveniente de los estados de Puebla, estado de México, Ciudad de México, Veracruz, Hidalgo y Querétaro, entre otros.
La Plaza Bicentenario, sin duda, también sería un fuerte detonante en lo económico y turístico, además de convertirse en un significativo espacio impulsor de la cultura y el arte, tan necesarios en estos tiempos de terrible violencia por la que atraviesa el país.