11 de febrero de 2025
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Federico Villanueva Pavón

Retro reseña

Corría el año de 1984, el Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine) cumplía un año de vida aun sin alcanzar a brillar, llorábamos la muerte del único gran héroe de película mexicano, Rodolfo Guzmán Huerta “El Santo”, y el videocasete se había convertido en la herramienta de distribución fílmica preferida por todos. En el mundo, el cine vivía un emocionante avance gracias al empuje de la década anterior. Aunque se había estancado en producciones fílmicas comerciales, también había intentos de crear cosas novedosas y de autor, entre éstas tenemos, por ejemplo, el filme del que hablaremos hoy: The Never Ending Story (La historia sin fin).

La historia sin fin, recientemente homenajeada en la tercera temporada de la exitosa serie de Netflix “Stranger Things”, es una película estrenada el 6 de abril de 1984, coproducción entre Alemania Occidental y los Estados Unidos del género fantástico. Fue dirigida por el alemán Wolfgang Petersen, guion está basado en la novela homónima de Michael Ende.

Bastian, interpretado por Barret Oliver, es un chico de unos 11 años que tiene una vida bastante difícil al ser huérfano de madre, con un padre distante y víctima de abuso por parte de sus compañeros de colegio (ya desde 1984 era un tema preocupante en las escuelas), causas ante las cuales suele encontrar refugio en los libros.

En un episodio de abuso por parte de sus compañeros, Bastian logra escapar para esconderse en el desván de su colegio donde lee durante horas un libro llamado “La historia sin fin”, el cual relata cómo una especie de fuerza maligna denominada “La Nada” devora todo lo que se encuentra en “Fantasía”, la misteriosa tierra en la que se desarrolla la historia. Mientras Bastian avanza en su lectura se da cuenta de que la salvación de «Fantasía» depende de él y de que pueda meterse en el libro, lo que tendrá un costo bastante alto.

En el reino de “Fantasía” la Emperatriz Niña (Tami Stronach) está enferma de muerte, y conforme su padecimiento se agrava la imaginación está condenada a desaparecer junto con su salud. Su reino y todos los que moran en él son tragados literalmente por “La Nada”. Ante ello, la Emperatriz llama a Atreyu (Noah Hathaway), un joven de la tribu de “los hombres de hierba”. Atreyu tiene la valentía y el coraje que Bastian quisiera tener para él. La misión de Atreyu es viajar por todo el reino montado en una especie de perro gigante volador que más bien es un dragón de la suerte llamado Falkor, para encontrar la cura a la enfermedad de la Emperatriz.

Durante su viaje se dará cuenta que su misión no es salvar a la Emperatriz ni a «Fantasía», su misión es encontrar una criatura humana que pueda ponerle nombre a la Emperatriz Niña. A pesar de que Bastian sigue con mucho interés las aventuras de Atreyu, no cree que él pueda intervenir en el desarrollo de lo ya escrito en la Historia sin Fin, sin embargo, la Emperatriz arriesga su último aliento para llamarlo y pueda entrar a «Fantasía».

Como resultado, Bastian entra a «Fantasía», donde la Emperatriz le encarga crear un mundo con su imaginación y deseos, para esto le entrega un amuleto, el Áuryn, que tiene el poder de la creación total. Al principio nadie le advierte a Bastian que con cada deseo que pida perderá un recuerdo, así que pide deseo tras deseo, los primeros son sobre él: pide ser fuerte, valiente, sabio y vivir muchas aventuras.

Durante su paso por «Fantasía» y su intento por cumplir con la misión que se le ha encomendado, el muchacho es confundido por una hechicera llamada Xayide, quien se ofrece como su consejera, aunque lo único que busca es derrocar a la Emperatriz Niña iniciando una guerra.

Bastian, ya sin recuerdos y al borde de la locura, descubre con ayuda de Atreyu y Falkor el camino para restaurar «Fantasía» y volver a su hogar.

De la versión fílmica cabe destacar 3 elementos muy importantes:

Primero: la realización de los fantásticos personajes. En aquella época las computadoras aún no entraban en juego, por lo cual, los efectos especiales y el maquillaje tenían que ser realizados a mano mediante largo proceso que consistía en modelar a los personajes en pequeñas figuras de barro para después hacer lo mismo en el tamaño que tendrían realmente, después hacer un molde de yeso de éstos, donde finalmente se vertería el material final del que estarían hechos. Una vez terminado este proceso se colocaban los elementos mecánicos que servirían para que las figuras cobraran vida. Cada figura necesitaba de 6 a 14 personas para ser manejadas.

Segundo: uno de los mensajes que se encuentran en la película, sin libros no hay imaginación, sin imaginación todo está condenado a ser destruido por la nada.

Tercero: Michael Ende, autor de la novela, estuvo tan inconforme con el corte final de la película que pidió que su nombre fuera retirado de los créditos de apertura.

Los invito a ver esta película y descubrir por qué tener corazón es lo más importante que podría pasarle a cualquiera.

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