14 de marzo de 2025
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Imagen: Internet

Kareny Garnica

Hasta hace pocos años mujeres de Ixtacuixtla, Nanacamilpa, Calpulalpan, San Pablo del Monte y Xaltocan que se dedicaban a las labores del hogar, actualmente su principal actividad es despachar combustible desde su propia casa, sí, combustible robado, es decir, huachicol.

Tras realizar un exhaustivo trabajo de investigación periodística en varios municipios de la entidad tlaxcalteca, por ahora vamos a hacer referencia de un municipio que está ubicado en la zona centro del estado, lugar donde la señora Yola accede a darnos una entrevista.

Ahí, frente a la fachada de una casa austera habitada por gente de apariencia humilde, en cuyo interior se encuentra habilitado un cuarto con láminas y cartón, se pueden observar decenas de bidones llenos de combustible robado listos para ser vendidos. Casa que, se presume, es del conocimiento de diferentes autoridades, tanto municipales como federales, las que, lejos de intervenir para detener este delito de carácter federal, cobran cuotas para dejar trabajar a esas personas que, de una u otra manera, forman parte de la larga cadena del robo de hidrocarburos comúnmente llamado huachicoleo.

 

En este, como en otros casos, el negocio es atendido por una mujer, doña Yola, quien acepta saber lo que vende. No obstante, afirma que las ganancias por la venta del huachicol ya no son redituables debido a diferentes factores, uno de ellos, dice, es que las autoridades subieron las cuotas, y otro es la persecución que ya iniciaron las fuerzas armadas en su contra, por lo que cada vez es más difícil seguir en esta ilícita actividad.

De acuerdo a la versión de nuestra entrevistada, la cuota inicial presuntamente fue de cuatro mil pesos al mes; sin embargo, tras la fructífera venta que tenía al día, calculada en un promedio de dos mil litros diarios, los cuales compraba en trece pesos y revendía en quince cincuenta cada litro, obteniendo una ganancia diaria de aproximadamente cinco mil pesos, las autoridades le subieron la cuota a ocho mil pesos mensuales.

Asimismo, remarca que debido a la presión que en los últimos días tienen por parte de las fuerzas federales, es más difícil que los llamados ordeñadores quieran arriesgarse a ir a repartir el combustible robado y ganarse unos cuántos pesos. También dijo que si llegan a surtirles, éste ya tiene un incremento en el costo, ejemplificó que por 20 litros ahora únicamente ganan 30 pesos, por lo tanto, sólo trabajan para pagar cuotas y no para tener ganancias.

Ante estas circunstancias, doña Yola nos reveló que sí sigue comprando, pero, para venderles nada más a los de las combis porque esas ya son ventas seguras y sin tanto riesgo. Manifestó que la siguen buscando porque la gasolina que vende es buena, y que hasta para comprar los bidones hay que saber, ya que muchos venden la gasolina con agua, eso se ve en seguida, ya que el agua se separa del combustible como si fueran agua y aceite, pero ese es problema del que la vende, señaló, ya que hay que tener conocimiento de quiénes son los que trabajan los ductos buenos, porque en temporadas de lluvias no los tapan bien y por eso se filtra el agua o la tierra y es cuando la gasolina llega bastante sucia y hay afectaciones en los vehículos.

Agregó que en este ilícito negocio tiene más de dos años, y tras no querer seguir pagando las cuotas que presuntamente le piden diferentes autoridades, ya les habían puesto vigilancia en su vivienda para estar al pendiente de quienes entraban a comprar el combustible robado, pero, aun así, afirmó que no se deja el negocio que deja…

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